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Gestionar la ira

En la cultura occidental suele considerarse la rabia como un defecto a eliminar.


En algunas tribus aborígenes norteamericanas, los mayores solían identificar a los guerreros más coléricos de la aldea y los acompañaban para ir transformando su energía salvaje y descontralada en una fuente de poder y fuerza creativa. Estos guerreros terminaron resultando los líderes tribales más competentes.


Cuando referimos a liderar con GPS emocional un equipo o una organización, referimos justamente a crear los contextos a través de los cuales distinguir, por ejemplo, la línea delgada que separa la intensidad para involucrarse con coraje tras un logro extraordinario y la furia destructiva emergente de los tropiezos que nos deparan los escenarios donde reina la incertidumbre, tan típicos de esta época.


El intento de anular la ira nunca ha dado resultado. Cuanto más intentamos reprimirla, resultan mayores las posibilidades de que, más adelante, estalle de manera más virulenta. De allí la relevancia de dedicar tiempo a que los integrantes de una organización se conozcan y entrenen un estilo de acompañamiento entre ellos y para con sus reportes que les permita dominar los estados de ánimo individuales y del conjunto que, a sabiendas o no, los volverán a desafiar en cualquier momento.


¿Cómo vienes de recursos para gestionar tu ira y la de tu equipo u organización?

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